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domingo, 29 de julio de 2012

UN ABRAZO PARA LIDIA MIRANDA VDA. DE SERVÁN. 29 DE JULIO ES SU CUMPLEAÑOS. PRECIOSA ABUELA.

Lidia Miranda
¡Feliz Cumpleaños!
Dedico esta reseña a mi querida cuñada Lidia. Mi corazón tiene sus cavidades llenas de recuerdos y nostalgias. Como dice el encabezamiento, hoy 29 de Julio de 2012, celebra un año más de vida. ¿Cuántos momentos felices existieron? ¡Muchos! Aún están en mi mente esos primeros años de su noviazgo con mi hermano Ángel y cuando cantaba con alegría su "Cervecita Blanca" y nos alegraba la reunión con la presencia de Barbarita y Ángel, nuestros padres y, todavía no abuelos. Una chica de Carhuáz y a la que eligió y supo querer con toda su carga de emociones mi inolvidable "Cholo" Ängel. (Se me salen las lágrimas).

Se conocieron en "ANAKOL", se casaron y vivieron felices en Balconcillo. Tal como lo hiciéramos después mi Gaby y yo, se juraron amor eterno, hasta que la muerte los separe, en la Iglesia del Parque Central de Miraflores y, grata coincidencia, con el mismo señor cura. Luego de la ceremonia, la cita fue festejada en medio de buena música y con la familia en pleno. Padrinos fueron Oscar Artacho y su esposa. Osquitar, hijo del gran narrador deportivo, hacía sus travesuras y se ganaba las simpatías de los concurrentes. ¡Cómo no recordar esos inolvidables momentos!

Con sus nietas Fernanda y
Barbarita.
Discúlpame cuñada que evoque estos recuerdos. Ha pasado tanto tiempo. Muchos de aquella época ya no están en este mundo. Uno de ellos, mi peluquero, mi consejero y mi verdadero incentivador para ingresar a la locución y a la música. ¡Cuánto le debo! Me prestó su flamante terno para presentarme al concurso de nuevas voces en Radio Victoria. Uno plomo y que me quedaba al guante. Teníamos la misma contextura. Buena talla y cuerpos casi idénticos. Un gran hermano que no mereció irse tan pronto. Le dio nombradía al apellido Serván, cuando laboraba en la radio en "Pregón Deportivo" con Artacho.

Hoy querida cuñada que le agregas uno más a tu existencia, me siento orgulloso de que tu vida haya sido adornada con tus hijos y tus nietos. Mechita, Angelito, Lucesita y José Carlos, mi ahijado. Ha corrido mucha agua por el río de la vida. Y de ese torrente y caudal, has sabido salir ilesa y triunfal. Al lado del "viejo" Avelino, gran amigo, rehiciste tu vida y le has dado el abuelo querido a tus nietos. Allá, en ese San Miguel al que deseo visitarte pronto, has logrado constituir tu hogar, tu resguardo y tu base para haber formado a tus hijos y darles el ejemplo de unión a mis queridos sobrinos nietos. ¡Te felicito!

¡Salud! Por uno más
de la vida.
Recuerdo esa última reunión en mi querido hogar paterno de la calle San Diego y a la que concurriste con tu hermana Nila. No tienes idea que, al verte, se me vinieron corriendo los recuerdos. Los alegres y tristes. Los que tuvieron que pasar, haciendo base sólida a nuestras vidas. Nadie de aquella ocasión se imaginaría mi nostalgia. Quedé paralizado. Tus abrazos con Gaby y Luz Alegre me hicieron soñar y volver, como el tango, a lo que jamás se ha borrado de mi mente. Te deseo querida cuñada, siempre lo mejor. Nos separa las distancias, pero estamos siempre unidos por el corazón y el pensamiento.

Quizá no haya sido lo adecuado. Porque los cumpleaños deben ser felices. Me dejo llevar mucho por mis emociones, pero debo aceptar lo que recomiendan los profesionales del comportamiento humano: hay que volver a vivir y llorar. Hace mucho bien. Con las lágrimas limpiamos el espíritu. Nos desahogamos y le damos nueva pintura a nuestros viejos edificios. ¡Te quiero, cuñadita! Olvídate de los males y sigamos en el camino que nos queda con el optimismo de algún día llegar a brazos del Señor. A reencontrarnos con los que se nos adelantaron y a gozar del Paraíso Terrenal, el eterno. ¡Felíz Cumpleaños, LIDIA! Gracias.

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